lunes, agosto 27, 2007

En casa de cuchillero...

De a poco voy mejorando mi existencia material.

Hoy, vagando por San Telmo después de comer, entré en una tienda en la esquina de Tacuarí y México, atraído por las enormes ollas de aluminio que lucían en el escaparate.

La panza llena de matambre a la portuguesa, estaba con ganas de comprar algunos cuchillos de carne Tramontina, esos serruchitos que pueblan las mesas de los restaurantes porteños, desde los más grasas hasta los más elegantes. Sólo varía la materia de la manga: en éstos, es de madera; en aquellos, de plástico negro.

Conversé con el dueño de la tienda, un viejo amable que sonrió cuando le pregunté si tenía “cuchillos de bistec,” la traducción directa del inglés que se me vino a la mente.

Me mostró varios modelos. Yo los inspeccioné con cuidado, deseoso de hacer una buena elección una vez que me enteré de los precios – más altos que había supuesto, pero no tan altos para disuadirme de comprar lo que, de repente, me parecía una necesidad del hogar.

Al final, compré cinco de manga de madera. Mientras él los envolvía en hoja de diario, le repetí mi repulida micro-autobiografía, contestando la pregunta típica que mi anglicismo había provocado.

Una vez que me cobró, le agradecí y le di la mano.

Fue sólo en ese instante, mientras mi mano atravesaba el mostrador, cuando vi que en lugar de dedos, su mano derecha tenía cuatro muñones.

Luego, al salir, se me ocurrieron dos cosas: primero, no obstante la ausencia digital, me apretó la mano como un caballero, sin vacilar; y, segundo, este tipo de encuentro debe de ser el origen de un buen refrán.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta el moon bazar.

un abrazo, brendan!

Gauchita Pero No Gil dijo...

ayyy

Marie dijo...

bazar la luna