sábado, agosto 18, 2007

como a pluma que o vento vai levando pelo ar

Se está armando una murga en la cocina del convento.

Se está armando una murga en la cocina, a pesar de que faltan meses para carnaval.

Hace más frío que la chucha este año en Buenos Aires, y Godoy Cruz está callada y desierta. Godoy Cruz, donde siempre había un carnaval nocturno, donde los travas taconeaban las veredas y los autos desfilaban a cámara lenta.

Los curas se hartaron del quilombo y se quejaron, pero su guita no superó la de los cafishios. Al final, se decidieron a mudarse a una quinta en las afueras.

Pasaron unos meses más antes que el espectáculo se convirtiera en un asunto de la moralidad pública: salió en una revista la foto de un diputado hurgando bajo una pollera de vinilo. Luego, fue cuestión de un par de días antes que pasaran una ley desplazando a los travestis al Bosque de Palermo.

Entretanto el convento quedaba vacío, la estatua de la Virgen fue robada de su nicho, las paredes rayadas por un hincha de Vélez.

No estoy seguro cómo Enzo llegó a vivir allí; un cura era el mejor amigo de la infancia de su tía abuela en Calabria, o algo por el estilo.

Esta noche Enzo prendió velitas y las puso sobre el altar de la capilla, devolviéndole un poco de la onda mística que habría perdido cuando la desacralizaron. La miramos, pero nadie entró, o por respeto o por fiaca.

Aparte de eso, una fiesta típica: grupos congregados en el patio, fumando; el living a oscuras, la música a full, boys doooon’t cry; una surtida de botellas sobre la mesa del comedor.

Menos los que ya están girando en la pista, saludamos a todos con besos. Nos servimos cervezas, nos juntamos con los que giran en la pista, nos servimos más cerveza.

Cuando se agota la birra, salimos, llevando ponchadas de botellas como si fuera leña.

Se agota nuevamente la cerveza. Los más optimistas abrimos la heladera otra vez, en balde, haciendo caer al suelo una bandeja metálica.

-Pero ¡ésta es una murga! grita alguien.

Para Juan ya es demasiado tarde para metáforas, hasta las más comunes y corrientes: recoge la bandeja y se pone a tamborearla, tak tak tak, y, mientras lo hace, Stu saca una cuchara de la bacha y la da contra una botella vacía: dinkadinkadinkadinka. Bárbara sacude un bote de arroz, shukashukashukashuka.

Ángela, la petisa andaluza, golpea una olla casi tan grande como ella con un cucharón de madera; Enzo martillea su propia sartén hasta que vuelve una masa deforme.

Inspirados por el cacerolazo, Bruno golpea la mesada e Iván le caga a patadas a la puerta de metal, BOOOOMBOOOOMBOOOOM.

Esta noche se está armando una murga en la cocina del convento de Godoy Cruz. Esta noche hay carnaval sin religión, sino rito, sin disfraces, sin transacciones. Mañana tendremos que barrer y pedir disculpas. Pero esta noche estamos armando una murga en el convento.

1 comentario:

SL dijo...

a ver si pasás por el llerta o tomamos una birra querido
abrzo